Ganas de vacaciones, nivel…

El otro día, jugando a un videojuego por trabajo (que no por placer), manejando a un erizo azul que habla, recorriendo un palacio flotante situado por encima de las nubes digitales, anaranjadas además por efecto de un sol estático cercano al horizonte, acabé parado en una de las esquinas exteriores del palacio… disfrutando del atardecer.

Llaves

En el trabajo, este curso, había personas que tenían llaves.

Sí sí, llaveros llenos de llaves.

Todos tenemos llaves en realidad. Las llaves de casa, las llaves del coche, etc.

Lo curioso es que estas personas mostraban sus llaves. Así, como quien no quiere la cosa.

Llegaban a las reuniones y ponían sus llaveros llenos de llaves encima de la mesa.

Como quien pone sus…

Era una cuestión de llaves.

Cuantas más llaves, mejor; cuanto más grandes, mejor.

Y es que en la preadolescencia nos ganamos nuestras tres primeras llaves (llave arriba, llave abajo): la llave del portal, la llave del cerrojo de la puerta de casa y la llave de seguridad de la puerta de casa.

Pero, siendo adultos, ¿cuántas llaves seremos capaces de conseguir para después exponerlas orgullosos?