El otro día, jugando a un videojuego por trabajo (que no por placer), manejando a un erizo azul que habla, recorriendo un palacio flotante situado por encima de las nubes digitales, anaranjadas además por efecto de un sol estático cercano al horizonte, acabé parado en una de las esquinas exteriores del palacio… disfrutando del atardecer.
Anuncios